A través de su experiencia personal como persona afectada de una dolencia nerviosa, y sus estudios y aprendizaje con los mejores doctores en medicina y yoga de la India, Timothy McCall nos presenta de una manera muy práctica, 38 razones por las cuales o bien nos sentiremos contentos de adentrarnos en dicha disciplina, o si somos curiosos nos aventuraremos a comenzarla. Esto es lo que el encontró:
1.- Flexibilidad general
La mejora de la flexibilidad es uno de los primeros beneficios más claros en la práctica del Yoga. Durante la primera clase, probablemente no serás capaz de tocar las puntas de los pies con las manos, y mucho menos realizar arcos hacia atrás. Pero si uno se pone a ello con empeño, se notará un gradual aflojamiento, y eventualmente algunas posturas que parecían imposibles, serán posibles al fin. También será notable la desaparición de dolores y tensiones. Eso no es una coincidencia. Las caderas tensas pueden constreñir la articulación de la rodilla debido a un inadecuado alineamiento del fémur en el muslo con las espinillas. Unos músculos isquiotibiales tensos pueden conducir a un aplanamiento no natural de la columna lumbar, lo cual puede causar dolor. Y la inflexibilidad en los músculos y los tejidos conectivos, tales como las fascias (envoltura de los haces musculares) y los ligamentos, pueden causar una postura deformante.
2.- Prueba de Fuerza
Los músculos fuertes hacen mucho más que tener buen aspecto. También nos protegen de dolencias como la artritis y o el dolor de espalda y ayudan a prevenir las caídas en las personas mayores. Y cuando se ha logrado obtener fortaleza a través del Yoga, ésta se equilibra con la flexibilidad. En el caso de que uno fuera a un gimnasio parar levantar pesas con ánimo de “hacer músculos”, se conseguiría fortaleza a expensas de la flexibilidad.
3.- Cabeza en Línea
Tu cabeza es como una bola de bolera, grande, redonda y pesada. Cuando se encuentra bien equilibrada, directamente sobre una espina erecta, los músculos del cuello y de la espalda utlilizan mucho menos esfuerzo para sostenerla. Muévela unos milímetros hacia delante y comenzarás a sentir una tensión en dichos músculos. Mantén esa pesada bola de billar caída hacia delante durante doce horas y no te extrañarás de sentirte fatigado. Y la fatiga no es el único problema. La mala postura puede causar lesiones y dolencias en el cuello, la espalda , otros músculos y las articulaciones. A medida que la cabeza se desploma, el cuerpo puede compensar aplanando la curva normal del cuello y de la zona lumbar. Esto puede causar dolor y artritis degenerativa en la columna.
Cada vez que se practica Yoga, se llevan las articulaciones a una gama completa de movimiento. Esto puede ayudar a prevenir la artritis degenerativa y a mitigar esa dolencia mediante el “efecto esponja” de las áreas de cartílago que normalmente no son utlizadas. El cartílago de las articulaciones es como una esponja, recibe los nutrientes frescos solamente cuando los fluídos son “apuchurrados” y un nuevo suministro es “absorbido” por los mismos. Sin un adecuado mantenimiento, las abandonadas áreas de los cartílagos eventualmente pueden fatigarse, exponiendo el hueso a convertirse en una especie de “freno desgastado”.
5.- Espina Dorsal nutrida
Los discos vertebrales, absorbedores de trauma entre las vértebras, se pueden herniar y comprimir nervios, “adoran” el movimiento. Esta es la única forma en la que pueden conseguir sus nutrientes. Si se trabaja una buena y equlibrada tanda de aperturas y plegamientos, tanto adelante como hacia atrás, combinado con torsiones, eso ayudará a suministrar el alimento y mantendrá a las vértebras sueltas y saludables.
6.- Mejorar la Masa Ósea
Está muy bien documentado que los ejercicios en los que se realiza carga de peso fortalecen los huesos y previenen e incluso eliminan la osteoporosis. Muchas posturas de Yoga requieren que uno levante su propio peso y se sostenga el mismo parcialmente en diferentes articulaciones. Algunas, como el Perro Cabeza abajo (V invertida) o el Perro Cabeza arriba (una forma de cobra)fortalecen muchísimo los brazos y hombros que son muy susceptibles a las fracturas por osteoporosis. En un estudio no publicado, de la Universidad del Estado de California, Los Ángeles, se mostraba que la práctica del Yoga intensificaba la densidad de los huesos vertebrarles. La capacidad del Yoga para bajar los niveles de la hormona del estrés, cortisol (ver el número 11) puede ayudar a conservar el calcio de los huesos.
7.- Mejora de la Circulación
El Yoga hace que la sangre fluya. Más específicamente, los ejercicios de relajación que se aprenden en Yoga pueden ayudar a la circulación, especialmente de los pies y de las manos. El Yoga transporta más oxígeno a las células, las cuales funcionan con mejores resultados. Las posturas de torsiones están pensadas para “escurrir” la sangre venosa de los órganos internos y permitir que la sangre oxigenada fluya hacia ellos, cuando se suelta la postura. Las posturas invertidas, como la Inversión sobre las Manos, la Cabeza o los Hombros (La Vela, por ejemplo), instan a la sangre venosa de las caderas y las piernas a que fluya hacia el corazón desde donde es lanzada a los pulmones para ser oxigenada y refrescada. Esto es de mucha ayuda si se sufre de hinchazón en las piernas debido a problemas de corazón o de riñones. El Yoga también mejora los niveles de hemoglobina y células rojas que transportan el oxígeno a los tejidos. Además, adelgaza la sangre haciendo que las plaquetas estén menos pegajosas y cortando el nivel de proteínas coagulantes en la sangre. Esto ayuda a disminuir la incidencia de los ataques de corazón e infartos, ya que los coágulos son muchas veces los causantes de los mismos.
8.- La Linfa fluye
Cuando se contrae y se estiran los músculos se mueven los órganos de alrededor, y al entrar y salir de las posturas de Yoga se aumenta el drenaje de la linfa (un fluido viscoso rico en células inmunológicas). Esto ayuda al sistema linfático a luchar contra las infecciones, destruir las células cancerosas y librarse de los productos de desecho que se deerivan del funcionamiento de las células.
Cuando se toman regularmente las constantes cardíacas al realizar ejercicios aeróbicos se constata que estos son buenos para disminuir el riesgo de ataque de corazón y alivian las depresiones. Ya sabemos que no todo el Yoga es aeróbico, pero si se realiza vigorosamente, mediante el Yoga en movimiento, o asanas encadenadas, (por ejemplo el tipo de Yoga Ashtanga), se puede adiestrar al corazón a fortalecerse dentro de una constante aeróbica. Pero incluso aunque no se realizara ese incremento de esfuerzo aeróbico, y fuera más tranquilo -lo que sucede muchas veces en Yoga-, las asanas y los ejercicios respiratorios pueden aumentar la mejora de las condiciones cardiovasculares. Los estudios han demostrado que la práctica del Yoga baja los latidos del corazón en reposo, aumenta su fortaleza e incrementa su potencial de suministro de oxígeno durante el ejercicio, lo cual demuestra que es enormemente beneficioso aunque se esté practicando un deporte. Otro estudio también ha descubierto que los sujetos que practicaban Pranayama (técnicas respiratorios de Yoga) eran capaces de realizar más ejercicio con menor suministro de oxigeno.
10.- Descenso de la Presión Arterial
Si tienes presión arterial alta te puedes beneficiar mucho con la práctica del Yoga. Dos estudios de personas con hipertensión, publicados en la revista médica británica The Lancet, comparaba los efectos de la postura Savasana (postura de Relajación Profunda Consciente) con el acto de echarse a descansar sobre un sofá. Después de tres meses, Savasana fue asociada a 26 puntos de bajada en la presión sistólica (la numeración alta) y a 15 puntos de descenso en la presión diástolica (la baja) y cuanto más alta era la “alta” inicial, el descenso era más acusado.
Traducción de los textos Rosa Cobos Asteguieta
Tomado prestado de la página Lo de Rosa y Miguel