Abedul
Para muchos pueblos europeos el abedul era un árbol sagrado que simbolizaba tanto al sol como a la luna, por el color plateado de su corteza, siendo considerado el árbol de la sabiduría y la iluminación. Este árbol simbolizaba el mundo de los vivos y de los muertos, así como la necesaria eliminación de las malas energías del año viejo, para poder iniciar el año nuevo. La tradición popular de muchos pueblos lo consideran como ahuyentador de las influencias malignas y las desgracias, utilizándolo como amuleto en las cunas de los niños.
Los nativos de este árbol (del 24 de diciembre al 20 de enero) son nobles, intuitivos e intelectuales. No les gusta destacar y aprecian tanto la sobriedad como la armonía. En el trabajo son muy competentes. Saben protegerse contra la adversidad.
Serbal
El serbal ha sido siempre considerado como un árbol capaz de proteger contra los encantamientos. Por otra parte, el fruto rojo del serbal representa una estrella de cinco puntas, símbolo mágico que desde la Antigüedad otorga protección. En el Reino Unido e Irlanda se clavan ramas de este árbol en los establos para proteger al ganado y en la puerta principal de las casas para ahuyentar toda influencia negativa.
Los nativos de este árbol (del 21 de enero al 17 de febrero) son misteriosos y magnéticos. Poseen una excelente fuerza psíquica para afrontar cualquier problema. Aunque sinceros, tienden a disimular sus sentimientos en el amor. Una vez comprometidos son fieles y tiernos.
Aliso
Este árbol poseía tal importancia que cortarlo en Irlanda era considerado como un grave delito penalizado con la quema de la casa del infractor. El aliso es sobre todo conocido por su conexión con el dios de la mitología celta Bran, el Bienaventurado, quien herido de muerte en una batalla ordenó que lo decapitaran y así su cabeza continuó dirigiendo a sus hombres y vaticinando el futuro. Su cabeza incorrupta se enterró en lo que hoy en día es la Torre de Londres, asegurando las leyendas que mientras estuviese oculta y existieran cuervos en dicha torre, el país estaría libre de plagas e invasiones.
Los protegidos de este árbol (del 18 de febrero al 17 de marzo) destacan por su fuerza de carácter y resistencia. Son obstinados, impetuosos, y su gran determinación les lleva a alcanzar los objetivos que persiguen. Aunque un poco despóticos, son generosos, valientes, brillantes y líderes natos.
Sauce
Su conexión con el agua –crece preferentemente en las orillas de lagos y arroyos- lo hace próximo a la luna, al sexo femenino y a los ritmos lunares de la vida, teniendo por tanto un doble simbolismo de inmortalidad y renacimiento, de muerte y oscuridad. Está muy asociado con los ritos funerarios. Según la tradición celta, en muchas regiones se plantan sauces jóvenes sobre las tumbas, pues las creencias aseguran que el espíritu del cuerpo se dirige hacia el árbol y, conforme este crezca, la esencia del difunto permanecerá en él. El sauce estaba consagrado a la diosa Brigit y regía la fiesta del fuego de Brigantia.
Como la resistente madera de este árbol, los nativos (del 18 de marzo al 14 de abril) saben soportar las dificultades, siendo capaces de calibrar sus energías para que nunca les falten. Están dotados de una elegancia y encanto innatos que les proporciona un gran poder de seducción.
Fresno
El fresno sobrevive a todo tipo de catástrofe y puede vivir cientos de años, por lo que simboliza la estabilidad, la inmortalidad y la fertilidad. Muchas culturas creían que la esencia de la humanidad se había originado en el fresno. Para los celtas, el fresno era el árbol cósmico que conecta los tres círculos de la existencia (el pasado, el presente, el futuro) y que abarca tanto el microcosmos como el macrocosmos. Los druidas tallaban imágenes mágicas en las raíces de este árbol y empleaban sus ramas como varillas de curación, pues consideraban que el fresno estaba gobernado por el sol.
Los nativos (del 15 de abril al 12 de mayo) son idealistas, soñadores y románticos. No son aventureros, sino poco activos y cómodos. Para alcanzar sus objetivos se basan en su intuición y sagacidad. En sus sentimientos, son flexibles e impulsivos.
Espino
Según la tradición, sus ramas son portadoras de buena suerte y sirven de escudo protector contra las energías negativas, siempre que la persona que las recoja no sea la misma a quien van dirigidas. Otra leyenda celta asegura que quien se siente al pie de un espino durante el solsticio de verano o durante la festividad de todos los santos (el 1 de noviembre) puede ser raptado por las hadas.
Los nativos de este árbol (del 13 de mayo al 9 de junio) son cambiantes, con un gran poder de creación, rápidos de ideas, aunque no de acciones. Su gran curiosidad y su sensibilidad ante la belleza les permite mantener un espíritu joven.
Roble
Este árbol es considerado el Rey del bosque. Simboliza la solidez, la fuerza, la longevidad y la altura, tanto en sentido espiritual como material. Para los celtas, el roble reunía la fuerza y la sabiduría, siendo el árbol real y el punto central de sus ritos, tanto públicos como iniciáticos. De su nombre gaélico, daer o duir, deriva la palabra druida, al igual que la palabra inglesa door (puerta). El roble es también símbolo de protección, ya que su madera es dura, compacta y no se pudre.
Los nativos de este árbol (del 10 de junio al 7 de julio) son de naturaleza robusta y apacible, constantes y nobles. Disfrutan de una salud de hierro y destacan por su gran valor. Aunque pueden vivir arrebatos de pasión muy intensos, defienden unos vínculos afectivos muy duraderos.
Acebo
Para los celtas el acebo era un árbol sagrado que simbolizaba la superación en la lucha, pues en invierno sus hojas se endurecen y se protegen mediante espinas. Junto con la hiedra y el muérdago, el acebo fue apreciado como símbolo de vida y se creía que proporcionaba protección y fuerza en las batallas espirituales, uniendo esta vida con las siguientes. Según la tradición celta sus ramas se colocaban en la puerta principal de la casa para que protegiese a sus habitantes y proporcionara orientación y vigor para superar las diferentes etapas del año.
Los abrigados por este signo (del 8 de julio al 4 de agosto) son extrovertidos y generosos, aunque algo narcisistas. Su gran magnetismo y positivismo les asegura la victoria en cualquier actividad. En el trabajo son decididos y comprometidos. Su fuerza vital les otorga capacidad para el mando.
Avellano
El avellano está asociado tanto a la adivinación como a la sabiduría. También ha sido asociado con la guía espiritual. Así, encontramos la leyenda del salmón, que nadando por el río Boyne, bajo las ramas colgantes de un avellano, se tragó nueve avellanas que de éste cayeron, las nueve avellanas de la sabiduría, por lo que absorbió toda la inspiración que contenían.
Dotados de un gran instinto, los nativos de este árbol (del 5 de agosto al 1 de septiembre) destacan en las actividades intelectuales y se sienten especialmente atraídos por la comunicación en todas sus formas. Sin embargo, prefieren mantenerse apartados, lejos de obligaciones o responsabilidades, para refugiarse en su vida interior.
Vid
Consagrada a Lug, dios del sol y de las artes, está asociada con la fiesta del fuego, momento de recoger la cosecha y practicar augurios y predicciones. La vid estaba ligada sobre todo a la obtención del vino, gracias al cual se liberaban las facultades proféticas de cada individuo.
Los nativos de este árbol (del 2 al 29 de septiembre) son muy sensibles al entorno y a sus cambios propios de humor. Son, por tanto, personas muy apasionadas, gobernadas por el corazón y un profundo sentido de la justicia.
Hiedra
Desde la Antigüedad, la hiedra se encuentra fuertemente ligada a la vid, ya que sus simbolismos se entrecruzan. Ambas crecen en espiral y simbolizan la resurrección, aunque, por otra parte, son opuestas, pues mientras la vid libera las facultades proféticas, la hiedra conecta con los recursos internos. La hiedra simboliza la búsqueda del Yo, representada mediante la figura del laberinto.
Los nativos de este árbol (del 30 de septiembre al 27 de octubre) están dotados para el arte y el esoterismo. En general, se sienten especialmente atraídos por el lado oculto de las cosas. De gran corazón y sentimientos inalterables, el amor es una de sus grandes metas.
Carrizo
Sus ramas se empleaban en la construcción de flechas y por eso simboliza el deseo de ir directo hacia el núcleo, ya se dispare de forma conciente o dejando el rumbo al azar. Bajo el mismo simbolismo de la flecha, el carrizo es un arma espiritual que, terminada en una pluma para que no desvíe su dirección, irá siempre al origen de todo posible conflicto.
De temperamento cambiante, los nativos de este árbol (del 28 de octubre al 24 de noviembre) alternan los arrebatos emotivos y el fervor con estados de depresión o melancolía. Su naturaleza receptiva les hace superar cualquier situación, siendo capaces de renovar las energías y recargar su entusiasmo.
Saúco
El saúco es un árbol de ramas fáciles de ahuecar y de médula abundante, reproduce fácilmente sus ramas dañadas y crece en cualquier parte. Por ello, simboliza la regeneración. Sin embargo, según diversas tradiciones populares, el saúco era el árbol de la perdición, relacionado con la mala suerte por regentar el mes número trece. Así, su madera no debía ser empleada para las cunas de los bebés –que se fabricaban con madera de abedul, el árbol del nuevo comienzo-, ya que, además, el saúco era grato a las hadas. En Irlanda y otros países anglosajones se consideraba que las brujas empleaban las ramas de este árbol como escobas mágicas. Por otra parte, quemar su madera en el interior de una casa podía atraer seres oscuros y malignos.
Los nativos de este árbol (del 25 de noviembre al 22 de diciembre) son emprendedores, valientes, llenos de simpatía y talento. Debido a que se dejan llevar por el corazón, alternan estados de gran entusiasmo con momentos de pesimismo.