Ser resilientes ¿Hacemos carrera de víctimas o buscamos reconstruirnos?


Todos los seres humanos experimentan pruebas en sus vidas. Algunos se dejan abatir y otros tienen la capacidad de reconstruirse a pesar de las heridas.

Cristian Warnken (poeta y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile), entrevista al neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik, en el programa de televisión Una belleza nueva.


Boris Cyrulnik (Burdeos, 1937), conocido como «el psiquiatra de la esperanza», sostiene que las personas pueden superar el dolor ocasionado por experiencias traumáticas, gracias a la resiliencia.

En el campo de la psicología, la resiliencia está asociada a la capacidad que tienen las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional. De acuerdo a Cyrulnik existen tres factores que nos permiten resistir y reconstruirnos:

1) La adquisición de recursos internos. Si durante los primeros años de nuestra vida hemos sido amados, eso nos da confianza en nosotros mismos. Así, cuando se sufre un golpe, la persona experimenta dolor, pero conserva la esperanza de reconstruirse.

2) La significación que se le da al hecho. Las personas reaccionan de manera distinta ante un mismo hecho. Lo importante es el significado que se le da al mismo, se puede cargar un hecho con significado negativo o positivo, tomarlo como una oportunidad para aprender o para estancarme.

3) La disposición de recursos externos alrededor de la persona herida. La familia, los amigos, los afectos. A lo largo de su carrera en distintos países, estando en contacto con diversas sociedades y culturas, Boris Cyrulnik ha encontrado que aquellas sociedades en donde el vínculo con la familia y los amigos se mantiene fuerte, suelen ser más resilientes ante hechos traumáticos a gran escala, tales como la guerra; en cambio, aquellas sociedades en donde la familia está fragmentada y las personas suelen vivir de modo muy aislado, son bastante vulnerables emocionalmente ante hechos menos traumáticos. Afirma Cyrulnik que hay culturas que alientan el horror y la desesperanza.

Si bien los psicoanalistas han sostenido que ante hechos traumáticos una sanación es muy posible, Cyrulnik afirma que no ha habido interés real en combatir el sufrimiento, entre otras causas, debido a lo que él llama el «miserabilismo occidental»: vemos el daño, pero no nos interesamos en los medios para ayudar a las personas a reconstruirse. Elegimos ver únicamente el desamparo, en cambio la resiliencia lo ve y busca hacer algo.

¿Qué hacer respecto al sufrimiento?
Jean-Paul Sartre solía preguntar: «¿Qué va a hacer usted con lo que de usted hicieron?». Hölderlin decía que la poesía era el hospital de las almas heridas.

Cuando se está herido una manera de no sucumbir es transformar el sufrimiento en belleza, en poesía, en teatro, en altruismo, en filosofía, en compromiso político, etc. Eso nos ayuda a dar sentido a nuestra vida.

Durante mucho tiempo se pensó que el dolor tenía una función redentora, sin embargo es muy posible que a partir del mismo podamos reconstruirnos por medio de la capacidad y el poder de crear. Podemos hacer algo bueno a pesar del sufrimiento. Si vamos por un camino enlodado nos quedamos en él o hacemos algo para salir de ahí. Baudelaire escribió: «me diste plomo y lo transformé en oro». Si queremos hacer un trabajo de resiliencia podemos transformar el sufrimiento en oro.

De acuerdo a Cyrulnik, la poesía, desde el punto de vista de la creación, es la primera forma de resistencia ante el sufrimiento. Para ello nos habla de su teoría llamada «el efecto mariposa de las palabras». Durante mucho tiempo se separó la noción del cuerpo de la del espíritu, pero Boris Cyrulnik afirma que no hay corte, sino metamorfosis a través de la palabra, y nos ofrece el ejemplo de la metamorfosis que sufre la oruga para convertirse en mariposa. La oruga vive en un mundo de sombras, de humedad, en el suelo. La mariposa habita en un mundo de aire, de sol. Ambas viven en universos totalmente diferentes, pero la una es una continuación de la otra, la clave radica en que ambas tuvieron que pasar por la fase de la crisálida para poder metamorfosearse. Según Cyrulnik, nuestra crisálida es la palabra y a través de ella podemos incluso cambiar el mundo.

Junto con la belleza, con la creación poética, también está el humor como una de las posibilidades de la resiliencia, pues el humor permite poner a distancia el sufrimiento.

Bienestar y felicidad
Boris Cyrulnik aclara que aquello que nos produce bienestar no necesariamente nos produce felicidad. Un vaso de agua puede producirnos bienestar, pero no necesariamente felicidad. La felicidad tiene que ver con un proyecto al interior de nuestro mundo íntimo, con algo que tendrá un sentido. En cambio, Cyrulnik asocia la cultura del bienestar a la cultura del consumo y afirma que consumir, consumir y consumir conduce a la infelicidad, porque siempre habrá un momento en el cual nos sentiremos atiborrados, siempre habrá un momento en el que queramos más o en el que el otro tenga más que yo. Esa carrera por el bienestar no nos conduce a la felicidad. Tener más no nos hace felices.

Cyrulnik nos dice que existe la creencia en muchas sociedades de que la pobreza genera violencia y afirma que, desde su punto de vista, no es la pobreza lo que genera violencia, sino la exclusión cultural, negarle a las personas el acceso a la cultura; desligar a las personas de su propia cultura. Dice este neuropsiquiatra haber estado en lugares donde la gente era muy pobre, pero también muy culta o estaba en pleno contacto con su propia cultura, por ende no se sentían mal y en consecuencia no eran personas violentas, en cambio en las sociedades en donde se segrega a un grupo de personas y se les niega el acceso a la cultura —o existe una gran desconexión con la propia cultura— suelen presentarse actitudes muy violentas.
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Pueden ver el video con la entrevista completa en: http://www.unabellezanueva.org/boris-cyrulnik/