Escrito por Susana Grimaldi
La creatividad comienza cuando producimos respuestas nuevas usando nuestra experiencia. Para aprender al máximo de una situación, necesito recoger información desde el mayor número posible de puntos de vista que ayudarán al desarrollo de nuevas habilidades.
No podemos imponernos ser creativos, sí podemos dedicarle tiempo y buscar alternativas. Y al hacerlo, vamos a imaginar algo nuevo que nos permitirá las acciones necesarias para desarrollar una vida mejor y un mundo más justo.
CREATIVIDAD
"Si puedes soñarlo, puedes hacerlo" Walt Disney
La creatividad nutre el alma y es uno de los vehículos para iniciar el viaje de autoconocimiento. Sin embargo siendo una fuerza curativa para el alma, pocos la incluyen como forma de vida. Uno de los errores comunes, proviene de pensar que sólo abarca la sensibilidad artística. Sin embargo podemos decir que Einstein o Bill Gates fueron tan creativos como Picasso.
Muchos sienten frustración a la hora de mostrarse creativos. Algo los obstruye. Puede tratarse de un sentimiento de inferioridad o temor al fracaso. Otros ven la creatividad como reservada para seres especiales. Esta actitud de incapacidad creadora puede relacionarse con la sociedad industrial que valoró la eficiencia, la rutina y la especialización y desacreditó la creatividad y la imaginación.
También con frecuencia al expresarnos de forma creativa, escuchamos críticas interiores que a menudo nos paralizan. Esa voz invalidante dice "no eres bueno para esto" o "no tienes capacidad". Y se origina en la creencia de no poseer talento suficiente.
Este reconocimiento de ser o no creativo, es determinante, porque la creencia afecta el comportamiento y el comportamiento retroalimenta la creencia. Tanto si reconozco que soy creativo, como si opino que no lo soy, estoy en lo cierto. La Creencia es lo que nos da el permiso para serlo. La posibilidad de ser creativo es innata, está presente en nosotros aunque no podamos advertirlo. Si algo falta no es la fuerza creativa, sino el reconocimiento de ella.
En realidad todos somos llamados a la creatividad. Sólo que algunos escuchan y unos pocos responden. Algunos no quieren escuchar, otros creen que lo que oyeron carece de importancia. Varios han tentado la creatividad y los asusta. Algunos la meten en el congelador, varios la pasan por el tamiz racional. Y en todos los casos le cortan las alas hasta que muere.
Si queremos rescatar la creatividad debemos recurrir al niño que todos tenemos. Es la fuente de nuestra espontaneidad, imaginación y expresividad. Al abandonar las comparaciones con patrones externos (que generan sensación de ineptitud), cambiar el dialogo interno con palabras de valoración y de aliento, podremos expresarnos sin temores ni limitaciones.
Dejemos de buscar la respuesta correcta en el afuera, pues la solución a la creatividad esta dentro de nosotros. Con frecuencia nos preguntamos ¿Qué es la creatividad? ¿Cuándo somos creativos? La expresión creadora es la activad natural del ser humano.
Puede haber creatividad en la habilidad para construir una silla, generar un negocio exitoso o decorar una habitación. Igualmente, al utilizar una idea ya existente o imaginar un invento o un concepto teórico nuevo. Asimismo se puede modelar a terceros, recreando su trabajo, enriquecido con nuestros aportes.
Mientras algunos pueden expresarse creativamente desde las imágenes, a otros puede resultarles fácil hablar y a otros ponerlo en práctica. Hay muchas maneras de ser creativos y todas son válidas. Y siempre, lo realmente importante es el proceso para lograrlo. Dice Joseph O Connor que las personas que definen creatividad basándose en resultados confunden producto con proceso.
La creatividad es un proceso integral que tiene que ver con lo que sabemos y con lo que ignoramos, con la capacidad para resolver problemas y aplicar los conocimientos a situaciones nuevas, adoptando una actitud abierta a la exploración de nuevas posibilidades, a la imaginación y al juego. Al jugar con las ideas y combinarlas logramos nuevas posibilidades.
Lo que ya sabemos toma una nueva dimensión al colocarlo en un nuevo contexto. Podemos seguir aferrándonos al pasado o bien podemos entregarnos al proceso creador. Aceptar este desafío es abrazar la libertad y la vida.
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Artículo extraído de http://www.pnlnet.com/chasq/a/8341
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