BIBERONES Y BPA


¿Qué es el BPA?
El BPA (Bisfenol A) es un producto químico que se usa en la fabricación de un tipo de plástico llamado policarbonato. El BPA también se utiliza en el recubrimiento interno de casi todas las latas de alimentos y bebidas, entre ellas las latas de fórmula para bebés.

¿Por qué se usa BPA en envases de alimentos y bebidas?
Como el BPA es fuerte, liviano y duradero, los revestimientos hechos con BPA evitan que latas de comida y bebida se oxiden, y esto permite que duren más tiempo.

¿Tiene consecuencias para la salud el estar expuesto al BPA?
Estudios realizados en animales en los últimos 5 a 10 años sugieren que el BPA, aun en cantidades pequeñas puede ser perjudicial para el desarrollo normal de bebés y niños de hasta dos años de edad.

¿Qué efectos podría tener el BPA?
Los efectos incluyen, pero no se limitan a: alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso del bebé, como por ejemplo la función tiroidea y el crecimiento del cerebro; cambios en el comportamiento, como hiperactividad; y cambios en el desarrollo normal de la próstata.

¿Cómo pueden estar expuestos al BPA los bebés?
Los bebés pueden estar expuestos al BPA de tres maneras:

- Una pequeña cantidad de BPA puede pasar del revestimiento de la lata hacia la fórmula y luego ser consumido por el niño.
- El BPA también puede pasar a la fórmula o la leche del niño a través de ciertos tipos de biberones plásticos cuando se los llena con agua caliente.
- Durante el embarazo, las madres pueden pasarles el BPA a sus bebés. Esto puede ocurrir si la madre ingiere BPA que ha entrado en su comida o bebida a través de recipientes plásticos o latas.

¿Cómo puedo proteger a mi bebé del BPA?
- Evite el BPA mientras esté embarazada o amamantando.
- Amamante a su bebé o considere usar fórmula en polvo.
- No caliente biberones de plástico.
- Use biberones que no contengan BPA.

¿Cómo pueden evitar el BPA las mujeres embarazadas o que amamantan?
Las mujeres embarazadas y las que dan el pecho deberían considerar la posibilidad de:
- Consumir frutas y verduras frescas o congeladas en lugar de productos enlatados.
- No calentar comidas o bebidas en recipientes de policarbonato.
- Reemplazar recipientes de policarbonato que estén viejos, raspados u opacos. Esto incluye botellas de agua.

¿Por qué debería dar el pecho o considerar usar fórmula en polvo?
Amamantar es lo mejor para su salud y la salud de su bebé. Si no puede amamantar a su bebé, considere usar fórmula en polvo.

Use un biberón sin BPA. Si no está segura si el biberón contiene BPA, siga estas instrucciones:
- No vierta líquidos calientes en el biberón.
- No caliente el biberón en el horno microondas o la estufa.
- No lo lave en la máquina de lavar platos.

Si por motivos de salud su bebé necesita tomar algún tipo de fórmula especial, no haga ningún cambio sin antes hablar con su doctor.

¿Cómo puedo saber si una botella o biberón contiene BPA?
El policarbonato —el tipo de plástico que contiene BPA— es duro y transparente. También se lo encuentra de colores.

Para saber si un biberón o una botella contiene BPA, mire el código en la parte de abajo. Si ve el número 7 dentro del símbolo de reciclaje y las letras “PC”, entonces contiene BPA. No todos los plásticos clasificados con el número 7 contienen BPA, pero si el plástico es duro y transparente (o de algún color) podría contener BPA.

Los recipientes de vidrio y el acero inoxidable no contienen BPA. También existen varios tipos de biberones de plástico que no tienen BPA. Sin embargo, los estudios sobre productos sin BPA todavía son demasiado limitados como para poder recomendar un producto específico en lugar de otro. Asegúrese de mirar la parte de abajo del biberón para asegurarse de que no contenga BPA.

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Bureau of Environmental HealthMassachusetts Department of Public Health
250 Washington Street, 7th fl
Boston, MA 02108Teléfono: 617-624-5757
Fax: 617-624-5777
TTY: 617-624-5286
www.mass.gov/dph/environmental_health

Updated: July 2009 (Spanish)

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Canadá: arroz transgénico y cáncer

El arroz transgénico, que contiene un factor de crecimiento semejante a la insulina, y conocido por ser promotor de cáncer, está siendo desarrollado en Canadá por investigadores académicos financiados por el gobierno para la producción comercial. El profesor Joe Cummins expone otra grave violación a la bioseguridad:

Las corporaciones biotecnológicas, el gobierno y las instituciones académicas se han unido para dedicar grandes esfuerzos en la producción de fármacos en cultivos transgénicos en Canadá. Ha habido muchas pruebas de campo y, por lo menos, un cultivo: el arroz genéticamente modificado para producir lactoferrina y lisozima humanas está sembrándose en el campo para su producción comercial.

Estos cultivos farmacológicos extremadamente peligrosos han sido probados en Canadá con poco o ninguna medida de seguridad o monitoreo regulatorio. La Agencia de Inspección Alimentaria Canadiense (CFIA) solo es un subdepartamento del Ministerio de Agricultura de Canadá, que promueve y desarrolla activamente los cultivos transgénicos. Los medios de comunicación canadienses han ignorado las numerosas pruebas de campo o han publicado informes favorables, con una indiferencia total hacia los peligros resultantes de una contaminación en los cultivos alimenticios que son el soporte principal de la economía canadiense.

Recientemente, investigadores de la universidad de Ottawa y del Consejo Nacional de Investigación de Canadá divulgaron que habían desarrollado plantas transgénicas de arroz y tabaco para producir el factor de crecimiento parecido a la insulina humana (hIGF). El transgen es una forma sintética del gen humano, alterado en una secuencia de ADN para aumentar la producción en las plantas. La actividad de la proteína, producida en las plantas, fue probada usando un análisis basado en la promoción del crecimiento de las células cancerosas del cerebro.

Los investigadores canadienses proclamaron que la hIGH sería útil para tratar una serie de desórdenes: deficiencia en el crecimiento infantil, diabetes resistente a la insulina, osteoporosis y SIDA. Sin embargo, no han podido explicar la capacidad de la hIGF para promover el cáncer y los peligros para los seres humanos y animales expuestos a ella y a la contaminación potencial de los cultivos alimenticios con hIGF. Los auditores científicos y editores de periódicos igualmente se han descuidado en discutir los riesgos de plantas productoras de hIGF mientras promueven los beneficios médicos.

Existe bastante literatura sobre el papel de la hIGF en la transformación y proliferación de células cancerosas. Por ejemplo, existe evidencia del aumento en el riesgo de cáncer de mama asociado con un aumento en la presencia de hIGF. Este aumento se ha observado en la leche de las vacas tratadas con la hormona recombinante del crecimiento bovino (rBGH) y esta leche rBGH es considerada un factor de riesgo potencial para el cáncer de mama y gastrointestinal.

El Instituto para la Ciencia en Sociedad (http://www.i-sis.org.uk/) ha hecho circular numerosos informes sobre los peligros y las amenazas a largo plazo de los cultivos farmacológicos transgénicos.

En Canadá, la CFIA es responsable de permitir y monitorear las pruebas de campo de cultivos biofarmacéuticos, aunque carezca de expertos conocedores en el área de productos farmacéuticos. La regulación de biofármacos peligrosos por parte de una subdependencia del gobierno que responde al Departamento de Agricultura, el cual promueve y desarrolla cultivos transgénicos, vaticina un desastre para la producción de cultivos alimenticios en Canadá.
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Las fuentes de este informe están disponibles para los miembros en la página web de ISIS. http://www.i-sis.org.uk/

Extraído de http://www.ecoportal.net/

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Ecología mental

«La Ecología Mental (EM) es un concepto integral de crecimiento humano que parte de la idea fundamental de que todos somos uno en esencia y de que todos compartimos un mismo entorno mental, en donde aparentamos separación y diversidad», explica Jorge Lomar, master en psicología transpersonal y coordinador de la "Asociación Conciencia". Según este experto, que organiza talleres de EM, «el entorno mental es el mundo en que vivimos, consecuencia de nuestras creencias y programas basados principalmente en el ego».



En nuestra cabeza, al igual que en los jardines, conviene limpiar las “malas hierbas”, es decir, las creencias y esquemas limitantes, como la culpa, el miedo y el sufrimiento, para que las plantas sanas, vale decir, la felicidad, el bienestar y la prosperidad, florezcan. Según una innovadora corriente de pensamiento denominada “ecología profunda” o “ecología mental”, la falta de armonía, así como los conflictos y problemas que existen entre los seres humanos, su medioambiente natural y otros seres vivos, obedecen al tipo de mentalidad que impera en las personas.

Afirman que esta forma de pensar explotadora, dominadora y ególatra, se traduce en una sociedad centrada en el ser humano como única referencia y amo absoluto del universo. De allí surgiría el conflicto con las demás formas de vida y con el propio planeta. Los partidarios de esta tendencia proponen un cambio cultural hacia una nueva mentalidad y forma de vivir en la que la gente consiga una armonía con la vida y la naturaleza -y no “sobre” o “fuera” de ella- y al mismo nivel que los demás seres vivos. Para algunos psicólogos y terapeutas, esta propuesta ecológica de hermandad planetaria o algunos de sus componentes, en los que subyace la idea de que todos estamos interconectados entre nosotros y a su vez con la vida y el medioambiente, también puede aplicarse al ámbito de la mente y las emociones humanas.

Para Lomar el Universo es «un sistema dinámico que está permanentemente equilibrándose y ajustándose a sí mismo. Nada ni nadie existe aisladamente, todos formamos parte de un sistema mayor, la familia, el trabajo, las amistades y la sociedad en general».

En ese contexto la EM abre una nueva dimensión del trabajo personal, consistente en cuidar y mantener limpia la mente para emitir energía emocional ecológica y armónica, para convertirse "en un foco de luz de adentro hacia afuera".

Por ello, para los seguidores de esta corriente psicológica, nuestra mente merece una atención especial y todo un tratamiento de depuración y limpieza. «Las creencias, adicciones, roles y papeles inconscientes, disfraces emocionales, patrones y esquemas limitantes, son las ‘malas hierbas’ de nuestro jardín -afirman-. Cuando quitamos las capas de contaminación a nuestro pensamiento, nos volvemos más alegres y desapegados».

Otras claves de la Ecología Mental son conocer el modo en que funcionan nuestra mente y emociones, identificar las distintas adicción al dolor y al sufrimiento en forma de pensamiento, palabra y acción que repetimos en nuestro vivir diario, limpiar las memorias dolorosas y anclar una nueva mentalidad más ecológica. Se trata, en definitiva, de un entrenamiento mental «que combina técnica de la “filosofía perenne” (zen, vedanta advaita, taoísmo, hinduismo), del chamanismo y de la ciencia más moderna (física cuántica, psiconeuroinmunología, psicología integrativa, astrofísica)».


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Fragmentos extraídos de:

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